Malthus, la producción de alimentos y el crecimiento de la población

Descubre qué era la teoría malthusiana y por qué falló en su predicción
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Cuando el británico Thomas Malthus publicó en 1798 su Ensayo sobre el principio de la población contribuyó a que la economía fuese rebautizada años después como “la ciencia lúgubre”. ¿Por qué? Porque Malthus, clérigo, economista, profesor y uno de los primeros demógrafos de la historia exponía en esta obra su teoría conocida como Catástrofe Malthusiana.

Dicha hipótesis recogía, de manera muy sintetizada, que la población mundial crecía de manera exponencial (1, 2, 4, 8, 16, 32, 64…) mientras que producción agrícola aumentaba en una progresión aritmética (1, 2, 3, 4, 5, 6, 7…), haciendo inevitable el momento en que el planeta dejaría de producir alimentos suficientes para todos sus habitantes.

Esta teoría catastrofista se probó falsa con el paso del tiempo ya que Malthus, a pesar de incluir en sus estudios variables como guerras y hambrunas, no concibió otras variables importantes que sí se darían en las sucesivas décadas como las técnicas de control de la natalidad o el avance tecnológico aplicado a la agricultura y la producción de alimentos.

La demanda de alimentos crecerá… a menor ritmo

Aunque la teoría de Malthus promulgada hace casi 220 años por fortuna erró en su trágico desenlace, lo cierto es que el planteamiento de una creciente población a la que cada vez se hace más complicado alimentar con los recursos existentes no se desvía mucho de la actual realidad. Es necesario recordar que cuando Malthus teorizó sobre el crecimiento demográfico la población era de casi 1.000 millones de habitantes y hoy se aproxima a los 7.500 millones de habitantes.

Malthus, la producción de alimentos y el crecimiento de la población

El principal interrogante es si seremos capaces de generar alimentos suficientes para toda la población hasta 2050, momento en el que se estima que el número de habitantes del planeta se estabilizará. Hay que tener en cuenta además que la distribución de los recursos naturales no se corresponde con la distribución geográfica de la población ni necesariamente las corrientes migratorias compensarán este desequilibrio.

Según un informe conjunto de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la demanda global de alimentos seguirá creciendo durante el período 2017-2026, aunque lo hará a un ritmo menor que en las décadas precedentes, debido principalmente a dos razones: el crecimiento de la población mundial también será más lento y existirá una menor demanda de biocombustibles procedentes de azúcar, trigo, maíz y semillas como consecuencia del abaratamiento de los combustibles fósiles.

Sin embargo, señalan FAO y OCDE, esta ralentización en la demanda de alimentos no significa que no haya que afrontar importantes desafíos. El principal será producir más de cinco mil millones de toneladas de alimentos hasta 2050 con cada vez menos agua, terreno y biodiversidad. De manera inevitable, por lo tanto, la solución pasa por incorporar nuevas tecnologías a la producción de alimentos.

El planeta demandará un 60 % más de alimentos en 2050

Intensificación de la agricultura

Como solución a esta creciente demanda –la FAO estima que en 2050 se necesitará un 60 % más de alimentos- entra en escena la intensificación agrícola sostenible. Se trata de un sistema de producción agrícola que, mediante un uso intensivo de los medios de producción, busca aumentar la cantidad de recursos obtenidos de un mismo espacio de terreno.

Mediante técnicas como el empleo de químicos, la mecanización de los procesos y la irrigación del terreno se logra aumentar la capacidad productora de la tierra y aprovechar la fertilidad del suelo. Sin embargo, aunque existe el lógico beneficio de garantizar una fuente estable de alimentos durante todo el año, también hay algunas desventajas como el impacto ambiental derivado de un enorme uso de agua y energía, así como un mayor uso de fertilizantes y plaguicidas.

Con la aplicación de prácticas sostenibles en la agricultura se pretende además alcanzar algunas de las metas del segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.

META 2º ODS: Para 2030 existe el objetivo de asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.

Para optimizar el sistema de intensificación de la agricultura, la FAO ha puesto en marcha una serie de políticas que fomentan la eficiencia y la sostenibilidad. Descúbrelo en este vídeo:

 

Fuentes: American Association of Geographers, Centro de Información de las Naciones Unidas, Agropopular, FAO, El Nuevo Diario, Eumed y FAO II.