La superficie cultivada en el mundo crece un 9 % en apenas dos décadas

A medida que crece la población aumenta la superficie cultivada. Y lo hace a costa de la protección de los ecosistemas y la biodiversidad.
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A principios del siglo XX, la población mundial era de 1.650 millones. En la década de los 70, hace 50 años, éramos ya 3.692 millones de personas. Se estima que hoy ya somos cerca de 7.750 millones. ¿En qué se traducen estas cifras? Somos más, necesitamos más alimento y, por lo tanto, más superficie cultivada en el mundo.

La Tierra se enfrenta a dos realidades paralelas. A medida las grandes urbes se expanden para dar cabida al incremento de los habitantes de las ciudades, gran parte de los terrenos naturales se convierten en el enorme huerto que necesitan para abastecerse.

Se estima que desde 2003 la superficie cultivada en el mundo ha crecido un 9 %. Un porcentaje que se traduce en un millón de kilómetros cuadrados, es decir, el territorio equivalente a Egipto. Pero ¿qué significa exactamente esto y por qué es una mala noticia para la biodiversidad?

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

La tierra agrícola crece a costa de los espacios naturales

El aumento de la población mundial provoca inevitablemente la expansión e intensificación de la agricultura mundial. Hay más bocas que alimentar. Sin embargo, esta situación también supone una amenaza para el funcionamiento de los ecosistemas y la protección de la biodiversidad.

El crecimiento global de las tierras de cultivo se aceleró en las últimas dos décadas, casi duplicando la tasa de expansión anual, sobre todo en África. La mitad de las nuevas tierras de cultivo reemplazó la vegetación natural. Un escenario que choca directamente con la Agenda 2030.

Que crezca la superficie dedicada a producir soja, arroz o trigo, por ejemplo, puede ser preocupante por una razón muy simple: hay tierra que se gana a costa de espacios naturales como bosques o selvas, quienes juegan un papel clave en la absorción de CO2.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030 de las Naciones Unidas exigen equilibrar el aumento de la producción agrícola con el mantenimiento de los servicios ecosistémicos. El camino que plantean los ODS es el único viable para garantizar la seguridad alimentaria, proteger la biodiversidad, el agua dulce y mitigar el cambio climático.

 

“Hay tierra que se gana a costa de espacios naturales como bosques o selvas, con un papel clave en la absorción de CO2

 

Esta es la conclusión de un estudio basado en nuevos mapas detallados de la transformación global en las tierras de cultivo que analiza su evolución entre 2003 y 2019 gracias a imágenes recopiladas por satélites Landsat. Los resultados han sido publicados en la revista Nature Food y permiten valorar si las áreas cultivadas fueron más o menos productivas con el tiempo. 

En manos de agricultores, economistas, grupos conservacionistas e instituciones, dicha información podría facilitar el equilibrio entre las necesidades de producción de alimentos y la preservación de los ecosistemas.

 

¿Dónde aumenta más la superficie cultivada en el mundo?

Con 530.000 kilómetros cuadrados de nuevas tierras de cultivo, África sumó la mayor cantidad entre continentes. Un escenario que en parte se debe a su gran crecimiento demográfico. Y la tendencia seguirá así durante las próximas décadas. Se espera que la población se duplique aproximadamente para el año 2050. Esto añadirá 1.200 millones de personas a los 1.300 millones que viven actualmente en este continente.

Le sigue América del Sur, con 370.000 kilómetros cuadrados de nuevas tierras de cultivo. El suroeste de Asia y Australia experimentaron aumentos, aunque mucho más leves. Mientras tanto, América del Norte, Europa y el Sudeste Asiático, mantuvieron prácticamente las mismas cifras.

A nivel nacional, Estados Unidos tenía la mayor superficie de tierras de cultivo en 2019, seguido de cerca por India y China. Los mayores aumentos de tierras de cultivo se encontraron en Brasil con un aumento del 77 % en comparación con el año 2003. En el polo opuesto se sitúa Rusia, donde los investigadores constatan un abandono de tierras de cultivo desde la década de 1990, tras la disolución de la URSS.

 

La otra cara de la moneda: la reducción de las tierras de cultivo por el cambio climático

Arabia Saudita experimentó un abandono generalizado de los campos agrícolas por diferentes motivos. Uno ellos fue la escasez de agua subterránea, que llevó a las autoridades a levantar los subsidios para los productores de trigo y limitar las exportaciones de este producto.

El país sufre los efectos de la desertificación, los cuales traen consecuencias sociales y también económicas. Así lo afirma el informe Tormentas de arena y polvo en la región de Oriente Medio y Norte de África (MENA) del Banco Mundial.

Como ya vimos en anteriores artículos, la agricultura está sufriendo a causa del calentamiento global. La pérdida de rendimientos de los cultivos impactará en todos los continentes y será consecuencia de la combinación del aumento de las temperaturas, las sequías cada vez más frecuentes y un clima extremo.

La superficie cultivada en el mundo enfrenta múltiples desafíos: tiene que producir más alimentos y materias primas para una población en crecimiento y desarrollar métodos de producción más eficientes, mientras que la mano de obra agrícola decrece continuamente y el sector lucha por adaptarse al cambio climático.

 

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