Desarrollo renovable y aceptación local: un binomio compatible
La transición energética es una oportunidad para frenar la despoblación y promover el desarrollo del medio rural. El consenso social es esencial para aprovecharla.La transición energética a una economía descarbonizada representa una oportunidad de desarrollo sin precedentes para España. El país se encuentra muy bien posicionado – quizá por primera vez en su historia- para aprovechar uno de esos procesos clave que habrán de determinar el futuro durante décadas. Los españoles lo saben.
Sin embargo, cuando se trata de descender de lo macro a lo micro, de lo global a lo local, surgen algunas reacciones negativas de grupos que perciben la construcción de plantas de energía renovable como una amenaza para las zonas en que se implantan, principalmente rurales. Frente a ello, otras voces creen que es posible conciliar renovables y territorio con propuestas basadas en el diálogo, el consenso y en la transición justa.
¿Qué voy a leer en este artículo?
- Principales argumentos a favor de la transición energética
- Argumentos minoritarios contra las renovables
- Decálogo de buenas prácticas
- Oportunidades que ofrece la transición energética
Disponer de energía limpia y segura, los principales argumentos de la transición energética
La emergencia climática que azota el planeta obliga a sustituir el modelo energético basado en combustibles fósiles, causantes del calentamiento global, por un modelo sostenible sustentado en energías renovables. Un cambio de paradigma que, además, favorece la independencia energética de regiones del mundo que, como la Unión Europea, todavía importa cerca del 60% de la energía que utiliza, lo que la hace vulnerable a conflictos geopolíticos como el creado por Rusia al invadir Ucrania. España, que importa más del 70% de la energía que consume, lo es si cabe mucho más.
Estas son las dos principales razones -disponer de energía limpia y segura- que subyacen tras los ambiciosos objetivos de descarbonización liderados por la Unión Europea y que se concretan en un 40% de energía final producida por fuentes renovables en 2030, como paso intermedio para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Un objetivo que el Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España incluso eleva hasta el 42% (y el 74% en generación eléctrica) y probablemente incremente en su inminente revisión. Ello va a suponer prácticamente duplicar la capacidad instalada en eólica y fotovoltaica, hasta alcanzar, como mínimo 50,3 GW y 39,2 GW respectivamente, además de 14 GW de autoconsumo solar fotovoltaico.
La transición energética como una oportunidad de desarrollo: el caso de España
España está en inmejorables condiciones para transformar esos objetivos en una palanca de desarrollo económico y social: cuenta con los mayores niveles de radiación solar de Europa, importantes recursos eólicos, es una potencia industrial en tecnologías renovables tanto en innovación como en producción y cadena de suministro, y dispone de una red eléctrica robusta y de gran experiencia en integración técnica de fuentes renovables en el sistema.
“La transición energética supone una gran oportunidad para modernizar y aumentar la competitividad de nuestra economía, de forma socialmente justa e inclusiva”, dice la Red Española para el Desarrollo Sostenible, antena española de Sustainable Development Solutions Network, iniciativa lanzada por el exsecretario general de Naciones Unidas Bank Ki-moon, en su informe Renovables y Territorio.
“La transición energética supone una gran oportunidad para modernizar y aumentar la competitividad de nuestra economía, de forma socialmente justa e inclusiva”
Todos a favor de la transición energética, menos algunos
Si se pulsa la opinión general de los españoles, la conclusión es que la gran mayoría comparte este discurso. Según la Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología 2022 realizada por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el 91,5% de los españoles se muestra preocupado por el cambio climático y el 64,9% cree que está causado por la acción humana.
El 84,1% considera que cambiar el uso de combustibles fósiles a energías renovables es la opción más probable para combatirlo y el 61% apoya el uso de energías renovables para electricidad, calefacción y combustible. Un porcentaje que se eleva hasta el 74,3% para el caso de la energía solar y el 64,4% de la eólica, mientras que son una exigua minoría los que apoyan el carbón (11,7%), el petróleo (10,6%) o la nuclear (6,3%).
Sin embargo, este estado de opinión general favorable a las renovables no ha impedido que en los últimos tiempos hayan surgido movimientos locales, de diverso signo, pero vinculados al territorio, contrarios a la instalación de proyectos renovables en determinadas comarcas. Las razones de esta oposición a la transición energética van desde la preservación del paisaje, el entorno o el modo de vida tradicional, hasta la defensa de actividades como la agricultura, la caza o el turismo rural. Un movimiento espoleado por la profusión de proyectos renovables registrada en los últimos tiempos y aglutinado en torno al eslogan “renovables sí, pero no así”.
“El 84,1% de los españoles considera que cambiar el uso de combustibles fósiles a energías renovables es la opción más probable para combatir el cambio climático”
Una frase a la que Carlos Martí, portavoz de la plataforma Vientos de Futuro -movimiento colaborativo a favor del impulso a la eólica desde la escucha, el diálogo, la reflexión y la divulgación- responde señalando “Vale así no. Entonces, ¿cómo? Hay que descarbonizar el sistema eléctrico para luchar contra el cambio climático. Querer la energía eólica, pero que la pongan en otro sitio no me parece ni solidario ni lógico, porque los proyectos superan una tramitación muy exigente y las empresas no pueden hacer lo que quieran”.
“Renovables sí, pero sólo así”
ACCIONA Energía, una de las principales empresas españolas del sector renovable, ha hecho público un vídeo en el que trata de exponer a los habitantes del medio rural las principales razones para aceptar un proyecto renovable en su pueblo y el compromiso de abordar los proyectos desde el consenso y la participación local, en la confianza de que concluyan que “renovables sí, pero sólo así”.
Decálogos y buenas prácticas en la transición energética
Varias organizaciones favorables a un desarrollo justo y consensuado de las energías renovables han hecho públicos diversos manifiestos y decálogos con los aspectos que consideran relevantes para posibilitar espacios de acuerdo que permitan superar esta controversia, recogiendo también casos de buenas prácticas en los que basarse para crear pautas que propicien el entendimiento.
Entre otras, cabe señalar los informes de Ecodes sobre Buenas prácticas en la instalación de renovables, de la Red Española para el Desarrollo Sostenible sobre Renovables y territorio, la Fundación Renovables sobre Renovables, ordenación del territorio y biodiversidad , la ya citada Vientos de Futuro con su Manifiesto por el desarrollo sostenible e inclusivo de la energía eólica, o la Unión Española Fotovoltaica con su Guía de mejores prácticas para el desarrollo de plantas solares.
Con diferencias de matiz, estas organizaciones coinciden en recomendar una transición energética que fomente:
- La comunicación y el diálogo entre los promotores y los vecinos
- La información ciudadana sobre las renovables y los proyectos concretos
- La formación y el empleo en los territorios
- La participación justa de los territorios en el valor creado
- El cuidado y respeto del medio ambiente y la biodiversidad
- La convivencia de las nuevas instalaciones con otras actividades socioeconómicas propias de cada territorio.
También ha habido voces del propio ámbito rural que se han manifestado en favor de acoger instalaciones renovables. Así, alcaldes de más de 150 municipios de Cataluña firmaron recientemente un manifiesto en defensa de la energía eólica donde declaran que “hemos visto cómo la eólica mejora el presente y el futuro económico y social de nuestras comarcas”.
Como ejemplo de iniciativas impulsadas por las empresas promotoras, ACCIONA Energía aplica una metodología propia de Gestión del Impacto Social, que contempla el codesarrollo con grupos de interés previamente identificados de actuaciones que den respuesta a preocupaciones y necesidades de los vecinos rigurosamente analizadas y que se financian con una aportación voluntaria y comprometida por la compañía, equivalente al 0,3% de la inversión y el 0,2% de las rentas brutas generadas por la instalación durante diez años.
La transición energética ofrece oportunidad frente a la despoblación
La revolución renovable puede ser la última oportunidad de pervivencia para algunos de los más de 3.400 municipios españoles que, según el Banco de España, están en riesgo de desaparición por despoblamiento. Es en el ámbito rural donde se dan por lo general las condiciones de disponibilidad de espacio y recurso energético que hacen viables los proyectos renovables, como lo refleja el hecho de que el 74% los parques eólicos y plantas solares instalados en España hasta 2020 se encuentran en municipios de menos de 10.000 habitantes y el 34% en menos de 1.000, según Metyis.
“El 74% los parques eólicos y plantas solares instalados en España hasta 2020 se encuentran en municipios de menos de 10.000 habitantes”.
Desde diversas instancias se ha subrayado que los planes de expansión renovable sólo suponen la ocupación física de una pequeña parte del territorio. Así, según la Fundación Renovables, los objetivos del PNIEC en fotovoltaica sólo precisan utilizar de un 0,34% de la superficie agraria útil del país (es decir, unas 78.000 hectáreas).
La transición energética y las instalaciones renovables mejoran la calidad de vida de los territorios en que se implantan, en indicadores tales como la renta, la población o el empleo. El citado informe de Metyis revela que la población en municipios de menos de 10.000 habitantes que contaban con parques eólicos o plantas solares descendió un 2,9% entre 2010 y 2020, la mitad que en aquellos municipios sin dichas instalaciones (6,6%). En cuanto al desempleo, en el mismo período descendió más en los municipios con renovables (un 9,9%) que en el resto (7,5%). La misma tendencia se detectó en relación con la renta bruta, que aumentó el 16,5% en las localidades con renovables, 3,5 puntos más que en los demás (13%) – en este caso entre 2013 y 2018-.
Fuentes:
- Fundación Renovables. Renovables, Ordenación del Territorio y Biodiversidad. 2021.
- Vientos de Futuro. Manifiesto por el Desarrollo Sostenible e Inclusivo de la Energía Eólica. 2023
- Metyis. Evaluación del impacto de las renovables en las zonas menos pobladas. 2021
- Ecodes. Análisis de los aspectos clave de protección de la biodiversidad y socioeconómicos para garantizar la armonía entre los proyectos de energías renovables y el territorio. 2023.
- Red Española para el Desarrollo Sostenible. Renovables y territorio. 2023.
- FECYT. Energías renovables: inquietudes sociales y nuevos desarrollos científico-tecnológicos. 2023.