Ciudad actual: El siglo XXI de los países industrializados
En el s.XXI, las soluciones a los problemas urbanos del Norte y del Sur empobrecido han de saber valorar e incorporar el conocimiento ancestral que sus pobladores atesoran, pues resulta imprescindible para la estabilidad ecológica.Quienes diseñaron estructuras urbanas con amplias calles para el paso de tranvías y carros de tracción animal no podían pensar que, al cabo de unos años, el uso particular del coche llegara a enseñorearse de tal modo del espacio público de la ciudad que la congestión de sus calzadas contribuiría a la dispersión del modelo urbano compacto.
En las ciudades de los países industrializados se ha extendido el fenómeno de la urbanización difusa: una proliferación de núcleos residenciales en una suerte de continuo urbano a lo largo de un extenso territorio. La concentración de población en estos continuos parece una característica de estos tiempos: estrechamente vinculado a la movilidad y a la contaminación del aire, este fenómeno ha supuesto una enorme inversión pública en infraestructuras viarias. Así mismo, esa suerte de éxodo continuo de casa al trabajo, del trabajo al ocio, del ocio a las compras, de las compras a la escuela… ha influido en la pérdida de significación de la ciudad compacta.
Huella ecológica de las ciudades en los países industrializados
Adentrados en el s. XXI, nos encontramos inmersos en problemas de insostenibilidad urbana complejos y globales: la huella ecológica de las ciudades de los países industrializados se hace más profunda cada día y extiende su sombra sobre el conjunto del planeta. No es la primera ocasión en que se produce una situación de esta naturaleza en la historia de la humanidad, pero sí la primera en que el grado de saber acumulado permitiría evitar el declive y el colapso: a ello han de contribuir tanto el planeamiento sostenible de las ciudades, como la construcción de edificios ecoeficientes y el manejo responsable de sus servicios.
Hoy en día, además del tipo de ciudad occidental, existen en el mundo barrios suburbanos donde se hacinan personas desplazadas a causa de guerras y hambrunas, en busca de un medio de vida y de una seguridad que no llegan en sus lugares de origen. Existen, también, aldeas de chozas y cabañas construidas con pieles de animales, paja, madera o adobe que no generan residuos ni contaminación, donde clanes y tribus viven de la caza y la pesca, del cultivo de sus tierras y del pastoreo de sus ganados, aprovechando armónicamente la biodiversidad de un entorno que saben conservar. Y pueblos donde abundan las tareas comunes y se mantiene un equilibrio con la naturaleza. Las soluciones a los problemas urbanos del Norte y del Sur empobrecido han de saber valorar e incorporar el conocimiento ancestral que sus pobladores atesoran, pues resulta imprescindible para la estabilidad ecológica.