COP25 en Madrid, ¿qué podemos esperar de ella?

La ciencia como autoridad para afrontar el cambio climático o la urgencia de definir los mercados de carbono, algunos de las claves de la COP25
alt-img-cambio-climatico

La próxima Conferencia de las Partes, la COP25, tendrá lugar del 2 al 13 diciembre en Madrid, España, tras la renuncia de Chile a solo un mes de celebrarse. Santiago, la capital del país andino, iba a ser la anfitriona de la próxima Conferencia de Naciones Unidas para el Cambio Climático. Pero tras el estallido social en las calles que ha sumido al país en una crisis política y social sin precedentes, su presidente, Sebastián Piñera, canceló la cita.

El Gobierno en funciones español propuso Madrid como alternativa a Santiago para celebrar la COP25 y en solo 24 horas se hizo efectiva su candidatura. La capital española dispondrá de menos de un mes para organizar un evento de este calado para el que lo normal es contar con un año de previsión. Pero la importancia de esta COP en la lucha contra el cambio climático merece los esfuerzos para que todo esté listo a tiempo.

COP25 de Madrid, la COP de la ciencia

La COP25 de Madrid será uno de los encuentros más importantes desde la COP21 en el que los países ya no podrán mostrarse tibios en sus medidas contra la emergencia climática si quieren cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.

También será, probablemente, la COP más mediática, no solo por las contingencias en los cambios de sede a última hora, sino porque, además, los jóvenes han convertido en tendencia social el calentamiento global gracias a sus protestas planetarias contra el cambio climático y han suscitado en la sociedad entera la preocupación de qué están haciendo sus gobiernos por atajar el problema.

A esta toma de conciencia social ha contribuido la comunidad científica, quien tendrá un papel central en la COP25 de Madrid. El último informe presentado por el IPCC (panel de investigadores de la ONU que analiza los impactos de cambio climático), en el que quedaba patente que la diferencia entre que la temperatura del planeta ascienda 2 °C o 1,5 °C es la propia vida, fue puesto en duda por algunos Estados. Sin embargo, la apuesta de la mayor parte de los países del mundo es la de atender a las evidencias de las que vienen alertando los investigadores sobre el cambio climático y a una máxima palmaria que no paran de pronunciar: con la ciencia no se puede negociar.

Por eso, en la COP25 todo confluye en una misma dirección, la urgencia de reducir las emisiones: por un lado, apremia que los gobiernos trabajen para alcanzar los retos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, sobre todo el ODS 13 de Acción por el clima, un objetivo supeditado a las negociaciones de las COP y que busca movilizar US$ 100.000 millones anualmente hasta 2020 con el fin de abordar las necesidades de los países en desarrollo en cuanto a adaptación al cambio climático e inversión en el desarrollo bajo en carbono; y por otro, la legislación debe incentivar que la inversión sea canalizada hacia modelos más sostenibles, en línea con los trabajos que está realizando la Unión Europea a través de la nueva taxonomía en la que las empresas ya no sean catalogadas tanto por su actividad como por su impacto medioambiental.

COP25, el último repaso para aprobar el examen de 2020

2020 es un año clave para el Acuerdo de París. Los países deben presentar nuevos planes, las llamadas NDCs, que garanticen el objetivo principal de mantener la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C respecto a la era preindustrial haciendo esfuerzos para que no ascienda por encima de 1,5 °C. La COP25 de Madrid será la última conferencia antes de que esto suceda. Por eso, las Partes tienen la obligación, ya impostergable, de establecer un reglamente claro para que las medidas firmadas en el acuerdo comiencen a rodar.

Uno de los puntos críticos y más difíciles de resolver de la COP25 será la definición del Artículo 6 del Acuerdo de París, un artículo en el que la participación del sector privado será crucial. Este artículo tiene como eje central construir las bases de un sistema de comercio de emisiones que concluya en un precio global sobre el carbono, es decir, un mercado que permita a los países intercambiar, comprar y vender créditos de carbono y, de ese modo, reducir las emisiones.

Dentro del Artículo 6 hay dos herramientas principales para regular este mercado que deben ser abordadas:

  • el párrafo 6.2, que trata la cuestión de la comercialización de emisiones, los llamados Resultados de Mitigación de Transferencia Internacional (ITMO pos sus siglas en inglés) por los que un país que reduce o elimina emisiones puede autorizar que una cantidad de ellas sea transferida a otro país con el fin de que cumpla sus propias metas de sus planes climáticos, y  cómo debe ser su sistema de registro para evitar la doble contabilidad de emisiones y la presentación de informes.
  • el párrafo 6.4, que exige el desarrollo de un mecanismo centralizado que acredite la “legitimidad” de las reducciones de emisiones que se presenten.

Las naciones y las empresas han expresado su intención de utilizar el poder de los mercados para ayudar a lograr las NDCs y aumentar la eficiencia de los procesos de reducción de emisiones.

 

Establecer un precio global sobre el carbono para lograr la reducción de emisiones será uno de los retos de la COP25.

 

Otra de las cuestiones que saldrán a la palestra en la COP25 de Madrid será cómo afrontar las consecuencias directas que provocan los desastres naturales, ya que entre las formas de financiamiento climático no existe ninguna que aborde el tema de pérdidas y daños.

Revisiones de las NDCs, ¿cada cuánto?

Las NDCs, siglas en inglés de Contribución Determinada a Nivel Nacional, son los planes de cada país donde incluyen sus estrategias de  adaptación y mitigación del cambio climático. Unos planes que deben ser revisados las veces que sean necesarias (cada 5 años) para llegar al objetivo de no elevar la temperatura del planeta por encima de los 1,5 °C respecto a la era preindustrial tal como recomendó el IPCC.

Es previsible que la COP25 otorgue un protagonismo especial a la protección y conservación de bosques, océanos y polos, en un contexto en el que la Amazonía, con sus continuos incendios, y otros bosques tropicales están sometidos a una grave amenaza.  El IPCC publicó recientemente un informe en el que alerta del aumento acelerado del nivel del mar que afectará a 680 millones de personas en el mundo.

Definitivamente, de la COP25 se espera que los países lleguen a España con una maleta de compromisos más ambiciosos de lo que nunca hemos visto hasta ahora para reducir las emisiones.

 

Fuentes: Climation Action Tracker, World Resources Institute