Consumo inteligente
Hay en marcha un movimiento para conseguir un consumo inteligente y ayudarnos a ahorrar tanto energía como dinero a la hora de hacer nuestras compras.Si en el resto del mundo se consumiese al ritmo europeo, se necesitarían dos planetas como el nuestro para poder soportarlo. Por eso, hay en marcha un movimiento de concienciación ciudadana y desde las instituciones para conseguir un consumo más responsable y sostenible que haga viable el objetivo de “hacer más con menos” y nos ayude a ahorrar tanto energía como dinero a la hora de hacer nuestras compras.
Desde la Comisión Europea se han establecido unas pautas para conseguir ésta meta y frenar la huella ecológica que estamos dejando en el planeta. La clave: utilizar los recursos naturales de la Tierra a un ritmo que permita su renovación, y bajar el nivel de presión al que la sometemos.
Las causas no están únicamente en el consumo, sino también en las maneras de producción. Según un informe de la CE, “los ciudadanos de la UE constituyen menos del 10% de la población mundial, pero consumen el 50% de la producción de carne, el 25% de papel y el 15% de energía.”
Consejos para un consumo inteligente:
1. Mirar el etiquetado
Todo lo que consumimos implica un efecto sobre el medio ambiente, y es nuestra responsabilidad hacerlo de manera sostenible. Para ello, consumir productos siempre que se pueda cercanos a nuestro lugar de residencia, o dentro de nuestro país. Así sabemos que el transporte y otras características han sido menos influyentes en el medioambiente.
2. Cada producto, en su momento
Para conseguir que frutas, verduras u hortalizas que no son de temporada estén en el supermercado, se necesitan formas de producción menos naturales y que incluyen un impacto medioambiental (como pueden ser los invernaderos) o el uso de fertilizantes u otros productos químicos. Evita comprar productos de fuera de temporada, ya que además serán más caros por sus necesidades especiales en la producción.
3. Evitar la sobreexplotación de los recursos
Todos conocemos aunque sea de oídas ciertas especies en peligro de extinción o en zona de alto riesgo (como puede ser el atún rojo, por ejemplo). Hacer una compra responsable teniendo en cuenta éstos datos ayuda a la renovación de los recursos. Racionalicemos el consumo de estos productos y de paso ahorremos con este gesto, ya que en muchas ocasiones si se trata de especies más difíciles de encontrar y/o capturar, también supondrá un precio más elevado en nuestra cesta de la compra.
4. Consume ecológico siempre que puedas
Los productos ecológicos tienen grandes diferencias con los habituales. La producción se realiza de forma sostenible, no se utilizan productos químicos y, en el caso del trato animal, siempre es mucho más saludable para ellos, lo que se traduce en más salud para nosotros. Evita siempre que puedas los productos transgénicos, violentos con el medio ambiente y cuyas consecuencias reales sobre la salud aún están en el punto de mira. Aquí no ahorraremos, dado que la comida ecológica no es más barata, sino más cara, pero es una inversión en salud ya que se encuentran libres de aditivos y racionalizamos los recursos para generaciones futuras.
5. El exterior también cuenta
Cada día podemos ver en los supermercados productos con un exceso de plástico u otros materiales, innecesario en muchas ocasiones para mantener la calidad del mismo. Siempre que sea posible, opta por no comprar productos con “exceso de envasado”. Si te ofrecen meter “una bolsa dentro de otra bolsa”, evítalo también siempre que puedas. Te darás cuenta de que en muchas ocasiones es innecesario, y además ahorrarás, ya que el embalaje siempre se acaba pagando en el precio final del producto.
6. No sólo alimentación
La directiva europea sobre el etiquetado energético ya obliga a los fabricantes y minoristas a proporcionar a los consumidores información sobre el consumo de energía en el etiquetado de los electrodomésticos, como lavadoras o lavavajillas, por lo que ya no es una excusa no saber si aquello que estamos comprando ahorra energía o supone un gasto innecesario de ella. Si te decides por estos productos fabricados para mejorar la eficiencia energética, notarás un ahorro significativo en tus facturas de la luz.
En resumen, podemos ahorrar tanto en gasto innecesario energético como en dinero si seguimos estas sencillas pautas a la hora de hacer la compra. Ayudaremos a una mayor sostenibilidad con un consumo más inteligente, y de paso conseguiremos ahorrar.