Parabrisas limpios de insectos: señales de una biodiversidad deteriorada

Un curioso estudio revela la disminución de insectos y alerta, una vez más, de los problemas a los que se enfrenta la biodiversidad.
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Suele ser una imagen típica de los viajes por carretera: la luna del coche se llena de pequeñas manchas que disminuyen la visión y nos obligan a poner en marcha el limpiaparabrisas. Bueno, o más bien, solía serlo. Una reciente investigación ha detectado la disminución de los insectos estudiando los impactos de estos sobre los vehículos. Un hecho que puede favorecer a nuestra conducción, pero que, sin lugar a duda, es devastador para la biodiversidad.

 ¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Los insectos voladores ya no se estrellan contra los coches

Los conductores de Reino Unido se han percatado de una curiosa situación: ya no se encuentran insectos aplastados contra sus coches. Así lo confirma un estudio que afirma que el número de insectos voladores en Reino Unido ha experimentado un descenso del 60 % desde el año 2004.

Según informa The Guardian, los investigadores advierten que esta desaparición es "aterradora", puesto que los insectos cumplen un papel esencial para garantizar la vida en la Tierra.  Matt Shardlow, CEO de Buglife y responsable del estudio, asegura que la investigación suscita que “la cantidad de insectos voladores está disminuyendo en un promedio del 34 % por década”.

 

“La cantidad de insectos voladores está disminuyendo en un promedio del 34 % por década”.

 

En 2004 se realizó la primera encuesta y los resultados recogieron que solo en el 8 % de los desplazamientos en coche no se producía ningún impacto con insectos. Los datos de la misma encuesta en 2021 reflejan que el 40 % de los vehículos no presentan ninguna mancha derivada de choques con insectos. Tal y como apuntan en el estudio, existe la posibilidad de que factores como el diseño más aerodinámico de los coches influya también en los resultados.

Sin embargo, la disminución del número de insectos es un problema que afecta a todo el mundo. El cambio climático y el uso intensivo de la tierra para la agricultura ya han sido responsables de una reducción del 49 % del número de insectos en las zonas más afectadas del planeta, según un estudio del University College de Londres (UCL).

 

Cómo afecta la disminución de los insectos a la biodiversidad en su conjunto

La disminución en las poblaciones de insectos en todo el planeta amenaza con provocar "un colapso catastrófico de los ecosistemas de la naturaleza".  Así lo afirma un estudio publicado en Science Direct, que señaló que el 40 % de las especies de insectos está experimentando reducciones de población importantes y que un tercio está en peligro de extinción.

De hecho, su tasa de extinción es ocho veces más rápida que la de los mamíferos, aves y reptiles. La población total de insectos está menguando a un ritmo de 2,5 % anual. En apenas un siglo podrían desaparecer por completo.

 

“El 40 % de las especies de insectos está experimentando reducciones de población importantes y que un tercio está en peligro de extinción”

 

Los insectos polinizadores (como las mariposas, algunas moscas o las abejas, entre otros) son esenciales en la producción alimentaria. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 75% de los cultivos dependen de alguna u otra manera de estos animales para la polinización. En términos productivos, el porcentaje es más bajo, y se estima que el 35% de los alimentos cosechados dependen de los insectos polinizadores.

La polinización es la cara más visible de las funciones de los insectos, pero no es la única. Los insectos descomponedores también cumplen un papel fundamental para la sostenibilidad de las tierras. Los escarabajos, por ejemplo, son los responsables, en buena medida, de que los prados, donde pasta el ganado extensivo, estén limpios. Sin ellos estarían saturados de excrementos.

Además, los insectos son especies clave para garantizar el correcto funcionamiento de los servicios ecosistémicos.

Más allá de la polinización, brindan control biológico de plagas y actúan como bioindicadores de arroyos y suelos saludables. Muchas especies de libélulas que se alimentan de mosquitos, por ejemplo, pueden controlar la población de estos portadores de enfermedades.

En Europa, la agricultura intensiva ha sido identificada como la principal causa de la disminución de los insectos. En otras partes del mundo, el cambio climático y la deforestación se suman a la lista de responsables, según los científicos.

Limitar el calentamiento global e impulsar una agricultura menos agresiva con los insectos es esencial para garantizar su supervivencia. Pero las personas también podemos colaborar de forma individual.

Los expertos en vida silvestre nos instan a que, en lugar de coger el periódico enrollado o el matamoscas, abramos las ventanas de nuestros hogares para dejar que los insectos vuelen libres de nuevo hacia la naturaleza. Un pequeño gesto que puede suponer una gran diferencia.

Como ocurre con todo lo relacionado con la preservación del medio ambiente, cualquier elemento, por mínimo que sea, tiene un papel fundamental en la biodiversidad. Si los propios insectos, tan pequeños en tamaño, pero tan importantes para el conjunto de seres vivos, son esenciales, nuestras acciones, aunque parezcan insignificantes, también lo son. Está en nuestra mano decidir si estas generan, o no, un impacto positivo que pueda beneficiarnos a todos.

 

Fuentes: