Renaturalización urbana: 7 ciudades que demuestran su potencial transformador
Nueva York, Sídney, Madrid… Imagina un futuro donde las ciudades están llenas de árboles, el aire es más limpio y el calor no te agobia en verano. La renaturalización urbana está cambiando cómo vivimos en las grandes metrópolis.La renaturalización urbana es un fenómeno imparable que está revolucionando el paisaje urbano de las grandes metrópolis, haciéndolas más amables, habitables y sostenibles. Geógrafos y urbanistas, junto con biólogos, ecologistas, médicos y psicólogos, defienden que la naturaleza debe formar parte de las ciudades, promoviendo espacios resilientes en un contexto de cambio climático y urbanización acelerada.
¿Qué voy a leer en este artículo?
- Impacto positivo de la renaturalización urbana
- Nueva York: de ferrocarril a pulmón verde
- Sídney: renaturalización urbana para luchar contra el calor
- Madrid: el río resucitado
- Singapur: corredores verdes con superárboles
- París: convertir las plazas en refugios climáticos
- Antibes: bosques que evitan inundaciones
- Medellín: Corredores Verdes que promueven la biodiversidad
El impacto positivo de la renaturalización urbana en la salud de quienes las habitan
Con más de la mitad de la población mundial residiendo en áreas urbanas y una proyección que superará el 68 % en 2050, el Informe Mundial de las Ciudades 2022 de ONU-Hábitat insta a “reverdecer los entornos”. Igualmente, la iniciativa Ciudades Positivas para la Naturaleza, del Foro Económico Mundial, promueve este tipo de ajardinamiento urbano.
Numerosos estudios científicos demuestran que la exposición a espacios arbolados mejora nuestro desarrollo emocional. Por ejemplo, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha comprobado que vivir cerca de espacios verdes tiene numerosos beneficios para la salud de las personas. Las áreas verdes también fomentan la actividad física, contribuyendo a reducir la obesidad y otras enfermedades relacionadas con el sedentarismo.
Algunos trabajos sugieren que pasar tan solo veinte minutos diarios en un parque o bosque reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Además, los árboles actúan como eficaces filtros purificadores del aire, al tiempo que ofrecen sombras que pueden reducir las altas temperaturas hasta en diez grados, convirtiéndose en agradables refugios climáticos durante las cada vez más frecuentes olas de calor.
Siguiendo las recomendaciones de la Agenda 2030 y la Nueva Agenda Urbana de Naciones Unidas, muchas ciudades lideran importantes planes para reintegrar la naturaleza en los entornos urbanos. Analizamos a continuación los que ya son una realidad y están marcando el camino.
Nueva York: de ferrocarril a pulmón verde
La “vía elevada” de Nueva York es uno de los ejemplos más emblemáticos de renaturalización urbana en Norteamérica. National Geographic lo ha denominado “Milagro sobre Manhattan”. Este parque, inaugurado en 2009, fue creado sobre una antigua vía de ferrocarril abandonada durante décadas.
Hoy en día es un espacio arbolado de casi 2,5 kilómetros que atraviesa varios barrios de la ciudad, con jardines, arte y áreas de descanso. La idea no solo fue crear un lugar de relax para los residentes, sino también fomentar la biodiversidad urbana, ofreciendo hábitats para los insectos y las aves.
La High Line se ha convertido en un lugar de esparcimiento para millones de personas, quienes encuentran un lugar para desconectar del bullicio de la ciudad, respirar aire fresco y disfrutar de la vegetación. Al mismo tiempo, la presencia del parque ha revalorizado las propiedades y generado nuevos negocios en una zona hasta hace poco muy degradada.
Sídney: renaturalización urbana para luchar contra el calor
En Sídney, Australia, las autoridades promueven un ambicioso plan de renaturalización urbana con la plantación de miles de árboles para lograr que antes del año 2050 un 40 % del Área Metropolitana esté arbolado. Este nuevo “bosque urbano” busca combatir las olas de calor extremo que han afectado a la ciudad en los últimos años, un fenómeno cada vez más frecuente debido al cambio climático.
Más allá del impacto ecológico, el proyecto ha puesto especial énfasis en la participación comunitaria. Los ciudadanos reciben la invitación a colaborar en las plantaciones y en el cuidado de estos árboles, lo que genera un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia los nuevos espacios verdes. Los beneficios ya se perciben en la calidad del aire y en la reducción de las temperaturas en zonas específicas de la ciudad muy soleadas. La renovación de Darling Harbour o la zona portuaria de Barangaroo son un buen ejemplo de esta transformación.
Madrid: el río resucitado
El proyecto de renaturalización del río Manzanares en Madrid, iniciado en 2016, ha transformado un tramo de más de 8 kilómetros que atraviesa la ciudad, recuperando el ecosistema fluvial y mejorando la calidad ambiental de la zona. Antes de esta intervención, el río estaba canalizado y separado de su entorno natural, con aguas estancadas y poco oxigenadas debido a la falta de corrientes.
Consistió en abrir las compuertas de las presas que controlaban el flujo del río, lo que permitió la recuperación del caudal natural y la formación de pequeñas islas y vegetación autóctona. Esto ha promovido el retorno de numerosas especies animales como aves acuáticas, peces, anfibios e insectos, aumentando la biodiversidad y generando un espacio de recreo natural para los madrileños.
Hoy en día, el Manzanares renaturalizado es un área verde accesible para los ciudadanos, que disfrutan de sus riberas para pasear, observar la fauna y conectar con la naturaleza sin salir de la ciudad. Un exitoso ejemplo de cómo la recuperación de espacios naturales en entornos urbanos no solo beneficia al medioambiente, sino también a la salud y el bienestar de las personas.
Singapur: corredores verdes con superárboles
Conocida como “la ciudad en un jardín”, Singapur ha avanzado en la renaturalización urbana integrando la vegetación en la mayoría de sus infraestructuras, hasta el punto de ser la segunda ciudad mejor clasificada en el Índice Green View de Treepedia, que mide la cubierta arbórea en zonas urbanas. Desde jardines verticales en edificios hasta el desarrollo de corredores verdes que conectan diferentes áreas de la ciudad, la capital ha demostrado que la naturaleza puede ser una parte fundamental del entorno urbano.
Un ejemplo icónico es el complejo Gardens by the Bay, un emblema de la bioconstrucción donde la naturaleza se presenta como eje vertebrador de las modernas ciudades sostenibles. Este proyecto no solo ofrece un atractivo turístico, sino que ha creado un espacio social con más de cien hectáreas donde son frecuentes todo tipo de eventos, exposiciones y talleres. Sus famosos superárboles artificiales (supertrees) de hasta 50 metros de altura funcionan con paneles solares que permiten iluminarlos, y cuando llueve, un sistema recolecta el agua para regar los helechos, orquídeas y enredaderas que lo adornan.
París: convertir las plazas en refugios climáticos
París, conocida mundialmente como la “ciudad de la luz”, también ha iniciado un importante proyecto de renaturalización urbana que busca mitigar los efectos del cambio climático, con especial enfoque en la adaptación a las olas de calor extremo, cada vez más frecuentes y severas en la ciudad. El ambicioso plan de la alcaldesa Anne Hidalgo, lanzado en 2019, propone transformar la capital francesa en una ciudad más verde y sostenible, mejorando la calidad de vida de los parisinos. Incluso el Sena será un río donde poder bañarse.
Uno de los objetivos principales de este plan es aumentar la cantidad de árboles y vegetación en espacios estratégicos de la ciudad. Por ejemplo, reforestando plazas tan emblemáticas como la Plaza de la Bastilla y la plaza de la República, que pasarán de ser inmensos espacios pavimentados a convertirse en pulmones verdes. Estas plazas, que tradicionalmente han sido lugares de encuentro y tránsito en el corazón de París, se están rediseñando para incluir grandes áreas verdes con árboles, jardines y vegetación diversa que absorban el calor y generen sombra.
Este enfoque busca no solo mejorar la estética de la ciudad, sino también convertir estas zonas en “refugios climáticos”, espacios donde los ciudadanos puedan resguardarse durante las olas de calor. La vegetación ayuda a reducir la temperatura ambiente al absorber el calor y liberar humedad, creando microclimas más frescos. Según diferentes estudios, la temperatura en áreas verdes puede ser entre dos y tres grados más baja que en áreas de concreto, y en algunos casos, esta diferencia puede llegar hasta los diez grados durante las olas de calor más intensas.
Además de la reforestación de plazas, París también se ha comprometido a crear un "cinturón verde" en la periferia de la ciudad. Este proyecto contempla la plantación de más de ciento setenta mil árboles para 2026 en varios distritos. La meta final es que, para 2030, todos los residentes de París vivan a menos de diez minutos a pie de un espacio verde.
Antibes: bosques que evitan inundaciones
También las pequeñas ciudades están beneficiándose de la renaturalización urbana. Un ejemplo es Antibes, en la Costa Azul francesa, con una población de setenta y cinco mil habitantes. Allí su alcalde Jean Leonetti acaba de presentar un proyecto medioambiental completamente innovador: el derribo de viviendas en una zona inundable para crear un bosque urbano de 1,5 hectáreas que ayude a luchar contra las riadas. En octubre de 2015, unas graves inundaciones registradas entre Cannes y Niza provocaron veinte muertos y daños valorados en más de seiscientos millones de euros.
Localizado en el islote de Reibaud, a lo largo del valle del Laval, está prevista la “deconstrucción” de este espacio ubicado en la zona roja inundable, a medida que avanza un programa de adquisiciones y demoliciones. La ciudad ya posee el 50 % del terreno y todas las adquisiciones de propiedades se llevan a cabo de manera amistosa.
El objetivo es permeabilizar el terreno para reducir el riesgo de inundaciones. Así, se creará un espacio verde con más de trescientos árboles delimitado por un carril bici que sea capaz de absorber los desbordamientos del Laval y aporte frescura a la ciudad. La primera fase estará terminada en 2025.
Medellín: Corredores Verdes que promueven la biodiversidad
Surgido en 2016 como respuesta basada en la naturaleza para reducir la contaminación del aire y el aumento del calor, es una de las propuestas de renaturalización urbana más importantes y pioneras de América Latina. Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, cuenta ahora con una treintena de corredores verdes, un sistema que conecta carreteras, calles y plazas, jardines verticales, arroyos, parques y colinas, fomentando la biodiversidad y creando nuevos espacios de esparcimiento y conexión con la naturaleza.
En total suman más de 36 kilómetros de áreas verdes interconectadas que atraviesan los sectores más densamente poblados. Se ha llevado a cabo una renaturalización urbana con cientos de miles de plantas y árboles de especies nativas, adaptadas al clima y suelo de Medellín, lo que garantiza una mayor durabilidad y menor necesidad de mantenimiento. Estas especies, además, son más eficaces en la captura de CO₂ y la regulación térmica. Apenas consumen agua, regalando a cambio espacios amables donde cantan las aves y vuelan las mariposas, invitándonos a reconectar con esa naturaleza que tanto necesitamos.
Fuentes: