Día Mundial contra la Desertificación 2024: nuestro legado y nuestro futuro

¿Cómo serán las tierras que dejaremos a las generaciones del mañana? El Día Mundial contra la Desertificación nos invita a reflexionar sobre la degradación del suelo y sus impactos sociales y ambientales.
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El Sahara no siempre fue el vasto y polvoriento desierto que conocemos hoy en día. Hace unos 5.000 o 10.000 años era verde y fértil, y era el hogar de especies acostumbradas a este tipo de hábitat, como son las jirafas, cocodrilos, elefantes e hipopótamos. Así lo confirman los fósiles y el arte rupestre encontrados en la zona. Especies ya inexistentes en la actual extensión desértica de casi 9,5 millones de kilómetros cuadrados.

El caso del Sahara nos recuerda que no debemos dar por sentada la estabilidad de nuestros ecosistemas. Mucho menos durante el cambio climático que estamos atravesando. El Día Mundial de la Desertificación 2024 es, precisamente, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la importancia de combatir la desertificación y proteger nuestros recursos naturales para asegurar un futuro sostenible para todos.

¿Qué voy a leer en este artículo?

 

Día Mundial contra la Desertificación 2024

Hace ya más de tres décadas que la desertificación ocupa su lugar como uno de los mayores desafíos que enfrenta la humanidad. Como respuesta, la Asamblea General de la ONU estableció en 1994 la Convención de las Naciones Unidas para Combatir la Desertificación (UNCCD), uno de los tres tratados mundiales conocidos como las Convenciones de Río, junto con los de clima y biodiversidad.  

Fue en esa misma cumbre cuando se declaró el 17 de junio como el "Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía" con el objetivo de concienciar sobre este problema. Tres décadas más tarde, el tema de esta fecha en 2024, «Unidos por la tierra: Nuestro legado y nuestro futuro», pone en relieve la importancia de la custodia de la tierra, nuestro recurso más preciado, para garantizar la estabilidad y prosperidad de miles de millones de personas en todo el mundo.

Porque si el Sahara fue una vez verde, lo que hoy es todavía tierra fértil puede convertirse más pronto que tarde en una vasta extensión de arena. El cambio climático lleva los desiertos hacia latitudes en las que antes no estaban presentes. y países como España, cercanos a las fronteras de este, ya están en alto riesgo de desertificación.

 

El impacto de la desertificación en la naturaleza y las poblaciones

La desertificación es un problema global con repercusiones graves para la biodiversidad, la seguridad de los ecosistemas, la estabilidad socioeconómica y el desarrollo sostenible.

Pero, ¿qué es exactamente la desertificación? Es un fenómeno producido por las variaciones climáticas y las actividades humanas que convierte las zonas fértiles en zonas secas. El siguiente vídeo te lo explica en detalle:

Según UNCCD, la degradación de la tierra afecta hasta el 40 % de la superficie terrestre del mundo, lo que resulta en la pérdida de 100 millones de hectáreas de tierra saludable cada año, un área del tamaño de Egipto. Las sequías han aumentado un 29 % desde 2000, impulsadas por el cambio climático pero también por la forma en que gestionamos nuestra tierra.

 

Medidas para combatir la desertificación

A pesar de la magnitud del problema, existen múltiples medidas que pueden tomarse para reducir la desertificación:

  • Reforestación y regeneración de especies arbóreas: Plantar árboles ayuda a estabilizar el suelo y recuperar la cubierta vegetal.
  • Mejora en la gestión del agua: Esto incluye el ahorro, la reutilización de aguas depuradas, el almacenamiento de agua de lluvia, la desalinización y, en casos específicos, el riego con agua de mar para plantas halófilas.
  • Mantenimiento del suelo: Uso de vallas para frenar el avance de las dunas y barreras arbóreas para proteger frente a la erosión eólica.
  • Enriquecimiento del suelo: Fertilizar a través de la regeneración de la cubierta vegetal.
  • Desarrollo de brotes de especies nativas: La poda selectiva y el uso de residuos de poda como abono ayudan a aumentar la capacidad de retención de agua del suelo.

Además, la UNCCD también apunta que la inversión en restauración de tierras puede generar importantes beneficios económicos, con hasta 30 dólares de beneficios por cada dólar invertido. Involucrar a los jóvenes en la transformación del sistema alimentario y la restauración de tierras puede ayudar a crear los 600 millones de empleos necesarios para 2030.

Con la implementación de estas estrategias y una mayor conciencia global, podemos avanzar hacia un futuro donde la desertificación ya no sea una amenaza latente, asegurando así la estabilidad y prosperidad de millones de personas en todo el mundo.

 

Fuentes: